domingo, 22 de noviembre de 2009

lo barato, ¿realmente sale caro?

Estoy viendo un documental de la Sexta, sobre plantas de energía solar. Hay dos formas de verlo:

- por un lado, una compañía apuesta por la máxima tecnología, cara -por supuesto- pero más eficiente. Por tanto, al final la inversión se amortiza.

- por otro lado, hay quien prefiere utilizar materiales y sistemas muy baratos, menos eficientes, pero que no requieren una inversión inicial tan elevada.

Al final, este es el tipo de decisiones que tomamos cada día. La justificación de los que apuestan por lo "barato", en este caso es que da igual cómo seas de eficiente, porque la fuente de energía -el Sol- es gratis e "inagotable" -por lo menos, de momento-. Así que, ¿qué más da la eficiencia?

Es un buen planteamiento. ¿Qué es más "eficiente", comprar un coche de 30.000 euros cada cuatro años o comprar uno de 20.000 euros y hacer "upgrades" cada dos años? A eso juegan los rentings, ¿no?

Eso sí, no me negarán ustedes que es mucho más "cool" el de 30.000 euros...

Cada día tomamos decisiones basadas no en la eficiencia o en la inteligencia, sino en aspectos puramente emocionales. Frente a esto, algunas compañías intentan "abrirnos los ojos", decirnos que los coches funcionan igual, cuesten lo que cuesten, porque el nivel tecnológico actual garantiza un mínimo.

Así que, cuando nuestros mercados sean invadidos en masa por vehículos chinos e indios -Tata sigue avanzando, lento pero seguro-, ya sabrán ustedes quién viaja dentro: alguien inteligente o alguien apasionado.

La cuestión es, ¿qué prefiero yo?

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